Pompe Muro: “Siempre han existido los problemas de salud mental, ahora se habla más de ellos”

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El Día Mundial de la Salud Mental fue observado por primera vez el 10 de octubre de 1992, y lo hizo como una actividad anual de la Federación Mundial para la Salud Mental, promovida por el entonces secretario general adjunto, Richard Hunter. La proclamación del día busca difundir el conocimiento en la comunidad global sobre los temas críticos de salud mental, con una voz unificada a través de la colaboración con diversos socios para tomar acción y crear un cambio duradero. En 1994, por sugerencia del entonces secretario general Eugene Brody, se implementó por primera vez el concepto de dedicar temas a las celebraciones. El día se ha convertido en una ocasión valiosa para que los departamentos gubernamentalesorganizaciones e individuos comprometidos organizaran programas enfocados en aspectos del cuidado de la salud mental. ​

Desde entonces se ha convertido en una plataforma para generar conciencia en la comunidad global de una manera empática. Las actividades típicas incluyen conferencias, seminarios, campañas de sensibilización y eventos comunitarios, todos dirigidos a mejorar la comprensión y el apoyo para la salud mental. Es por tanto, que este próximo 10 de octubre, como cada año, se celebrará el Día Mundial de la Salud Mental, también aquí en Benidorm y comarca, promovido por AFEM y su incombustible presidenta Pompe Muro. El evento en sí representa el compromiso global para crear conciencia sobre la salud mental y defenderla como un derecho humano universal. Todo el mundo debería tener derecho a vivir una vida con dignidad, equidad, igualdad y respeto, y esto incluye a las personas con problemas de salud mental, evidentemente. Sin embargo, existen regiones en el mundo en las que continúan persistiendo el estigma, la discriminación y las violaciones de derechos humanos.

Son demasiados países en lo que a menudo las personas con problemas de salud mental no tienen acceso a servicios de calidad, son sometidas a prácticas coercitivas, tratos inhumanos y, en algunos casos, abusos, incluso en entornos de atención de salud, donde deberían ser protegidas. Los países deben promover iniciativas regulatorias y normativas para apoyar la salud mental como un derecho humano universal. Al mismo tiempo que limitan las prácticas que favorecen las violaciones de derechos humanos. Esto incluye el establecimiento de leyes de salud mental que respeten los principios de los instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Declaración Universal de Derechos Humanos.