“Tres eran los reporteros de Wonder”.
Mari Carmen, descendiente de José de Zorrilla que, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, cogió un desvio y cayó de pie en la isla de Benidorm, pero de rebote se coronó en lo alto de la Torre Primavera e hizo pandi vecinal. Piedad era hija del pueblo de Benidorm, inquieta, fitness, escritora y todo lo que se proponía lo conseguía. Su lema: “no limitis”. Igual te plancha un huevo, qué te vende una casa, qué te escribe un libro. Dalex “ el titanio", descendiente directo de Simón Bolivar , huyendo de Plátano Maduro, se encontró con ambas tomando el sol en Mal Pas y aprovechó para darles la auténtica receta de las cachapas venezolanas. Mientras tanto, cantaba y actuaba para cumplir sus sueños . Wonder pasaba por allí, les echó el ojo y pensó: ¡cuate aquí hay tomate!
En ese momento, nació la leyenda: Wonder & Cía. al servicio del cotilleo y de la prensa fucsia.
Precisamente nuestros reporteros venían con el “cuerpesito de viernes” . Alguna discrepancia entre ellos en la “opinasión” de Cachuli (para los amigos) y ex novio de la Pantoja.¿Después de muerto se debe perdonar lo qué se ha hecho en vida aunque te lleves los fajos de billetes como si fuesen caramelos? . Se ha opinado sobre la polémica entrevista póstuma donde parece que, alguna que otra cabeza va a rodar. El “campechano JuanCar”, actual Rey Emérito, está en el ojo del huracán. Muy amante de los productos de la huerta murcianos, de la paella y de la vedette circense debe estar pasando un tierra trágame con las fotos publicadas en una revista holandesa. Varios medios, han dejado entrever que, cabe la posibilidad de un pacto entre madre e hijo para qué las dichosas fotos, viesen la luz. Sea como fuere, es un espectáculo dantesco. Y si de espectáculos hablamos, no dejemos de lado a Manu Tenorio y la movida con sus “inquiokupas”. El triunfito que, en su momento fue llamado el Paul Newman español, ha perdido las formas. Hablan de su agresividad, de denunciar el tema en RRSS antes que en un Juzgado y de un lenguaje no verbal que ha disgustado a más de uno.