Tiene cogida la medida y se ríe de todos

Leopoldo Bernabeu

Embustero y con un aire irracional de superioridad, prosigue su senda sin escuchar ningún ruido a su alrededor. Aprueba la amnistía que antes resultaba inconstitucional con el mismo cuajo que duerme con quien antes no habría podido conciliar el sueño. Remata la faena dando la llave de la caja a la banda de colegas independentistas de Cataluña, pasándose por el forro lo que opinen hasta los suyos. La clave es la misma desde hace seis años y dos meses, sobrevivir 24 horas más. Sólo cuando entendamos que esto va a ser siempre así, podremos empezar a contrarrestar la deriva a la que nos empuja cada día un poquito más.

Y ahora se va de vacaciones, dejando en el aire ese halo de superioridad que la mayoría sigue sin querer entender. Su plan, el único posible, es seguir en el poder a costa de lo que sea. Y para que eso se dé, no queda otra que seguir tomando decisiones que a cualquier español decente no le permitiría dormir en paz. Mientras los suyos le sigan aplaudiendo, miel sobre hojuelas. Le importa tres cojones lo que pensemos los demás, incluidos esos socialistas que empiezan a despertar de la pesadilla. Le concede a cada uno de los que le mantiene lo que pide, da igual si son golpistas o terroristas, y paga a cada uno de sus diputados lo que jamás ganarían de otro modo, y a correr. Franceses y griegos, por citar sólo dos ejemplos, ya saben lo que es ver desparecer el partido socialista de sus países.

Eso sí, como tiene una enfermedad mental que no le permite discernir entre el bien y el mal, conocer la vergüenza o sentir el más mínimo atisbo de cinismo, todavía tiene tiempo para convencernos de lo bien que va España. Ningún problema, mientras existan medios bien engrasados que publiquen sus groserías, y ese mensaje llegue maquillado y con buen sabor a quienes siempre le van a votar, tendremos que aguantar la perorata de que la economía va como un tiro.

Dice que ha logrado 21 acuerdos con los agentes sociales, pero no añade que la OIT incluye a España en su lista negra por incumplir la garantía de diálogo con empresarios y sindicatos; presenta como un éxito los 25.000 millones de inversión extranjera que han llegado en el último año, cuando en 2018, antes de su asalto al poder, a nuestro país llegaban de media 55.000 millones anuales. Además, olvida advertir el pequeño matiz de que el 60% llega a la Comunidad de Madrid, esa que él desprecia de manera sistemática; se vanagloria de tener 21´6 millones de ocupados, pero nada dice sobre el liderazgo europeo en millones de parados, tanto a nivel general como juvenil, además de la brutal precariedad en los puestos de trabajo, por no hablar de esos discontinuos de nuevo cuño, parados que cobran sin trabajar, pero no aparecen como tales.

Hay más. Habla con soltura de los Fondos Next Generation, olvidando que ya hemos sobrepasado el ecuador del periodo inversor adjudicando menos del 40% de los mismos y con una alta probabilidad de que varios miles de millones, se calculan en 11.000, se queden sin aprobar por falta de proyectos, amén de ser las administraciones públicas y no las empresas privadas, las verdaderas beneficiadas con estos recursos. Y como no conoce la vergüenza, nos vuelve a prometer a los analfabetos españoles la aprobación de 43.000 viviendas destinadas al alquiler social, olvidando que hace justo un año, antes de las elecciones, garantizó la urgente construcción de 180.000 casas. Es alucinante, nos toma por amnésicos.

Hay más antes de dejarnos en paz durante el mes de agosto. Vemos como se hincha al recordarnos que crecemos por encima de las demás economías europeas, olvidando eso sí, que la renta per cápita de cualquier español tiene hoy el mismo valor que hace 17 años, que el promedio de los países de la OCDE está 22 puntos por delante y que los datos de pobreza infantil nos igualan con los países del tercer mundo. Al tiempo que asegura sin rubor, que reducimos la deuda pública, cuando cualquiera con un mínimo de información, sabe que España debe más del 120% del PIB, es decir, todo lo que producimos durante año y medio.

Y se marcha de vacaciones lanzando un mensaje tranquilizador: nos asegura que la hucha de las pensiones acumula 9.000 millones de euros, sin añadir que la seguridad social debe 116.000 y que sólo el año pasado el gobierno tuvo que pedir 52.000 más en préstamos para pagar a los más de 10 millones de pensionistas que ya sumamos. Si no, a santo de que nos están calzando ya y sin vaselina el aumento de hasta cinco años en la edad de jubilación.

Pero nada, querido votante socialista, tranquilo, todo marcha bien. Al tiempo que seguimos sin condenar el latrocinio de lo que está sucediendo en Venezuela, ya está allí el mercenario de Zapatero para avergonzarnos a todos los españoles, don Pedro Sánchez hace las maletas para disfrutar junto a la inmaculada de Begoña Gómez de unas semanitas entre Lanzarote y Doñana, que ya le pagamos las vacaciones entre todos los españoles. Que bien nos tiene cogida la medida este pajarito.