Tertulia de ENCUENTROS EMPRESARIALES: “Los empresarios no necesitamos burocracia. Acción-reacción es nuestro lema”

Antonio Alcaraz, Dani Dandoczi, José Ángel Sánchez, Javier del Castillo, Toni Botella, Javier de la Muela, Miguel Torres y Pedro Juan Sanjuan.

Cuando el propósito es el de hablar de ENCUENTROS EMPRESARIALES, parecen no acabarse nunca los argumentos. Visto desde fuera, desde la distancia, desde el otro lado de la barrera, pudiera parecer que la vida del empresario es aburrida, incluso, si nos agarramos a los lamentables argumentos que últimamente tanto se escuchan por boca de aquellos que mandan pero que ni idea tienen del mundo empresarial, podríamos incluso deducir que, al hablar de la raza empresarial, nos referimos a los protagonistas de una película de Drácula, de los vampiros que antaño que sacaban la sangre de sus víctimas para seguir viviendo.

Ni tienen la culpa los empresarios ni la tienen los pobres indigentes morales que nos está tocando soportar como adalides de una profesión, la política, estigmatizada hasta el extremo de haberla convertido en odiosa. El único culpable, lo digo y lo mantengo, es un pueblo cada vez más idiotizado, menos culturizado y más adormecido. Feliz de seguir abotargado al socaire de unas prebendas que le permiten continuar sin esfuerzo y sin cultura.

Es lo que tenemos que cambiar, seguir trabajando para que no se consolide esa fatal idea. Los empresarios no sólo son el motor que hace que la economía continúe viva. No sólo son los creadores de los puestos de trabajo que a la postre generan la realización personal y la felicidad de las familias, amén de los impuestos necesarios para que todo lo demás se pueda atender y el país funcione, son también esas almas libres que se vuelcan, sin que nadie se lo pida y sin que nadie les organice, en ayudar en los momentos más críticos de su país.

ENCUENTROS EMPRESARILES, un grupo que nació a la sombra de un problema y ha ido creciendo a lo largo de estos 16 años de aventura dando siempre la cara a cambio de nada, no es más que un colectivo que se reúne cada mes para comer juntos el último jueves del calendario, y allí hablan, disfrutan e incluso se ríen, al tiempo que se cuentan sus penas y vicisitudes, mientras avanzan en ilusión y proyectos. Eso sí, siempre atentos para saltar del asiento a la velocidad de la luz cuando la situación les vuelve a necesitar.