Sánchez o España, no va más

Leopoldo Bernabeu

Desde que despejé la presión de escribir para satisfacer almas inquietas, y lo hago en exclusiva para poder dormir a pierna suelta, las conclusiones a las que llego, leídas días después, me gustan hasta a mí. Supongo que eso de ir contracorriente, será una peculiaridad que activa a mis pocos seguidores y, de vez en cuando me animan a continuar, cuando no es que exhiben reflexiones altaneras por las que no conciben porque estas opiniones no trascienden mis propias posibilidades mediáticas. A esto último les contesto siempre lo mismo: ¿no será que escribo y opino de manera que a muy pocos interesa meter en la nómina de los habituales? La libertad tiene muchos aduladores, pero pocos seguidores.

El caso es que como no me da la gana escribir sobre Puigdemont, Venezuela o la inmigración, tres mediáticos temas, muy diferentes entre sí, pero que bien merecen mi reconocimiento como periodista, he decidido que la primera conclusión post verano sea muy particular, curiosa forma de tildar lo que a continuación intentaré describir como la última posibilidad real de que la sociedad española y la democracia se quiten de encima ese peligro con piernas llamado Pedro Sánchez. ¿Y por qué digo esto sin haberme antes explicado?, porque estoy convencido de que este sujeto tiene un plan y va a morir con él. Quiere convertir España en un espejo del bolivariano proyecto que ha conducido a Venezuela a la más absoluta ruina. Se siente acorralado y no tiene escapatoria. Está completamente loco, y quiero que conste en acta que no es un insulto, y le da exactamente igual todo lo demás. Recuerda, la Triada oscura: egocéntrico, narcisista y Maquiavelo.

Durante estos primeros días de inicio del curso político, se han publicado diversas encuestas en las que se refleja con meridiana claridad que su proyecto Sanchista no resiste mucho más. No decrece como por lógica debiera ser, pero tampoco crece. La derecha sacaría hoy mayoría absoluta, aunque esto también tiene diversas lecturas porque no vaya nadie a creer que esas aguas bajan menos revueltas. Nuestro querido presidente se ha dado cuenta de la jugada antes que nadie, de tonto no tiene un pelo, y ha convocado por la vía de urgencia, aunque la noticia no ha ocupado demasiadas portadas, un Congreso Federal de su partido que debía celebrarse dentro de un año. ¿De verdad eres de los que no se ha preguntado el por qué?

Pedro Sánchez sabe que no tiene otra alternativa que el balonazo hacia delante y que dios reparta suerte. Lo suyo ya dejó de ser un Gobierno para convertirse en un salvavidas. La supervivencia es su única vía de escape. No es que le vaya a salvar de nada en el futuro, pero sólo aguantando en el poder y: o resolviendo todos los entuertos en marcha, algo harto complicado, o dándole la vuelta a la Constitución y convirtiendo España en un feudo totalitario, puede esquivar su complicado panorama personal y familiar. Son las únicas vías para no terminar en la cárcel durante bastantes años, por obra y gracia de sus macabras decisiones y múltiples mentiras en los eternos seis años y tres meses que lleva gobernando.

Es consciente de que ahora mismo conduce el Titanic, como todos conoce su final, pero quiere intentar que el iceberg no se lo lleve por delante. Quiere cambiar la historia. Lo sorprendente es la pasiva actitud de todos los que le rodean. Saben que van navegando por mitad del océano, saben que el barco se hunde seguro y van a morir, pero siguen tocando como la famosa orquesta que nunca dejó de hacerlo hasta que el casco aterrizó a cuatro mil metros de profundidad. La traducción no es otra que el pánico a perder el sueldo y los privilegios, lo que visto con indulgencia hasta resulta normal, sobre todo para ese 98% de cargos que jamás se van a ver en otra situación igual.

Sánchez no es tonto, no sólo lleva años mintiendo y cambiando de opinión, riéndose de todos los españoles con sus votantes incluidos, sino que hace ya mucho tiempo que se dio cuenta de que podía hacer lo que le viniera en gana porque aún así le iban a seguir votando unos y dorándole la píldora los otros. Este y no otro es el resultado de una sociedad que se ha acomodado demasiados años y ahora le ha cogido miedo a perder la paguita, la ayuda, o salirse del chiringuito que le da cobijo.

Pedro Sánchez sabe también que el hartazgo aumenta, lo está oliendo por todos lados, no puede salir a la calle, la gente le odia. Ve como en Alemania arrasan a su compañero Scholz por su complacencia con esa inmigración ilegal que está modificando la convivencia de los países europeos. Ve como aquí tenemos a un tipo llamado Alvise que los va a terminar enterrando a todos. No sólo por su valentía, sino porque ese empeño en atacarle y seguir negando su realidad y sus éxitos destapando casos de corrupción, pederastia y demás, sólo provoca que no deje de aumentar en seguidores y popularidad. Hoy doblaría los 800.000 votos obtenidos el pasado 9 de junio en las europeas.

Las últimas encuestas de El Mundo, El País y El Español, medios que nada tienen que ver entre sí, coinciden al unísono. Señalan al partido de Alvise como imprescindible para quitar a Sánchez de en medio. Su gran suerte es que tampoco entre SALF, PP y VOX se entienden para llegar a acuerdo alguno. Sánchez lo sabe y juega a dos bandas: 1) seguir haciendo piruetas en el día a día para parecer que hace, cuando no hace nada de provecho para una sociedad que ve el alcanzar una vivienda como algo imposible, hace malabarismos para llegar a final de mes y sigue sin control en el quebranto continuo hacia la única industria que funciona y mantiene en pie la nación, el Turismo; y 2) convoca un Congreso Federal que tocaba dentro de un año, porque perder el control del partido es el principio de su final. Durante su glorioso mes de agosto han sido varios los altos cargos socialistas que se han empezado a revelar. Toca purgarlos con urgencia.

Conclusión. Aunque los medios de opinión sincronizada se empeñen en que son otros los titulares en los que te debes fijar, que no te engañen, la noticia más relevante para el futuro inmediato de España es que ese Congreso elija otro Secretario General que envíe de nuevo a su casa a Sánchez, pero esta vez de manera definitiva. Espero y deseo que haya alguien más que se haya dado cuenta de la jugada y ya se estén organizando para que los Page, Lamban, Susana Díaz, Felipe González y compañía, no sean los único empeñados en darle pasaporte al sujeto más peligroso que ha gobernado nuestro país, el mismo que está a un paso de cargarse los más de 140 años de historia de un Psoe que no lo conoce ni la madre que lo parió.