Personas sin hogar: expresión de pobreza y exclusión

Sintecho, un fenómeno social de las personas de nuestra ciudad que carecen de un lugar permanente para poder residir. Son muchos los ceutíes que padecen esta situación extrema, carecen de recursos estables para garantizar la supervivencia de núcleos familiares, por ello la inexistencia de un mecanismo eficaz por parte de la administración local hace que esta urbe se encuentre en el puesto número uno en personas que no disponen de cuatro paredes, convirtiéndola en una ciudad tercermundista.

Este problema también está dando lugar de forma sistemática y reiterada a que se formen barreras de facto, para que muchas familias puedan acceder a los sistemas autonómicos de rentas mínimas, haciendo una valoración sobre la norma estatal que regula estas ayudas permite afirmar, que el diseño de este mecanismo contiene algunos requisitos que pueden hacer que muchas personas en situación de sin hogar, queden excluidas.

La primera carencia viene determinada en la del empadronamiento como la manera de acreditar la residencia en nuestro país, uno de los requisitos prioritarios para poder acceder a este subsidio. El problema radica en la burocracia, ya que al no disponer de un hogar, el muro contra el que se topan estas personas es infranqueable, siendo la administración la que imposibilita el poder acceder de forma rápida a un desenlace efectivo.

Este problema tan visible en Ceuta podría tener una solución, se podría acreditar a organizaciones civiles, así como a los Servicios Sociales locales para que pudieran certificar la condición de una persona en situación de vulnerabilidad y sobre todo cuando hay menores de por medio. La solución debería darse automáticamente, dejando el protocolo y el papeleo para más tarde.

Añadir también la gran desconexión y brecha digital que sufren estas personas sin hogar,  debido a que el canal por el que suele atender la administración es el electrónico, estas personas se vuelven a dar de bruces ante tal obstáculo que no tiene en cuenta la situación real que implica de fragilidad e impotencia. Esto debería ser tenido en cuenta por todos los actores implicados y actuar de oficio y lo más ágil posible. Se trata de un reto para las organizaciones que prestan apoyos a estas personas, consiguiendo de esta forma, que ninguna persona se vea desplazada y excluida por la administración, quien es la primera que olvida que trabaja para y por las personas obviando la vocación de servicio público.

Recientemente una familia se ha quedado sin hogar y sus miembros no saben qué hacer con sus vidas. Nadie por parte de las administraciones locales les ha brindado la mano, van malviviendo gracias a las personas buenas con empatía que hay en Ceuta. Indignante es quedarme corto. Creo que va siendo hora de que este nuevo gobierno vaya pensando en solventar este reto tan sumamente importante y que todas las formaciones políticas se unan para dar una solución urgente a un problema que afecta a un 75% de nuestra ciudad.

La política de mirar hacia otro lado ya pasó. Ahora toca remangarse y actuar ante los verdaderos problemas que tiene la gente, hay que dar soluciones y dejar de hacer el vago de una puñetera vez y esto va para todos los partidos políticos con representación en Ceuta.