No es el caso Koldo, es el caso Sánchez

El Independiente

Albert Castillón

Tras retorcer las leyes a su medida, amnistiar o indultar por interés personal, colocar a los suyos en todas las instituciones del Estado y malgastar dinero público a manos llenas, quizá el caso de las mascarillas de Ábalos puede ser la tumba política de Pedro Sánchez. Es imposible creer que su secretario de organización del PSOE, a quien él colocó como hombre de su máxima confianza, ordenó la compra de decenas de millones a una empresa fake y él no se enteró de nada. Caben tres opciones, participó el presidente en el negocio, lo encubrió, o no fue avisado por las diferentes administraciones, todas de su partido, que participaron en la compra. Cualquiera de las tres opciones debería conllevar su dimisión.

Ábalos fue ministro de Fomento solo un año y seis meses. A los tres meses de ser nombrado, se realizó el primer contrato con la empresa de Zaragoza de 20 millones de euros. Empresa sin facturación ninguna hasta entonces y sin experiencia en el sector sanitario. Un mes después el segundo contrato por 12,5 millones de euros. Una semana más tarde otros 3,7 millones para la Comunidad Balear en un contrato verbal que ni siquiera se firmó antes de pagarlos. Dos semanas después 3,4 millones para el ministerio del Interior y 12,3 millones para la Comunidad Canaria. Siempre fue el propio Ábalos según la UCO, quien recomendó la empresa y Koldo García el intermediario nombrado por el ministro para la ejecución de la compra.

Durante ese año y medio se cerró el mayor de ellos, un mega contrato con Salvador Illa por más de 2.500 millones de euros. Se calcula que las comisiones ilegales recibidas superaron los 100 millones en efectivo. A Koldo le apodaban “el rápido” por lo veloz que era contando los billetes de 500 euros. Y cuando Ábalos deja de ser ministro, se termina todo, ya no hay más contratos con la empresa de Zaragoza. Toda relación contractual pasaba por que él ocupara el cargo. Aparentemente de estas comisiones participaba toda la familia de Koldo García, se ha demostrado que su hermano ingresó hasta 270.000 euros en dos años en efectivo y por cajero a sus cuentas privadas. En los pinchazos telefónicos con permiso judicial se escuchan conversaciones entre el presidente del Zamora Club de Fútbol y el responsable de la empresa zaragozana hablando de “chorizos”, según la investigación se estarían refiriendo a millones de euros. A la vez y según informaciones periodísticas, Ábalos tras ser cesado como ministro viajó a República Dominicana, Suiza y Angola sin que hasta el momento haya trascendido el motivo de esos viajes.

Recuerdo el día que fue cesado por Sánchez, el propio Ábalos estuvo durante semanas remodelando el gobierno junto a su amigo el presidente, los dos diseñaron a quién quitar su cartera y a quién dársela en su lugar. Hasta que llegado el último día y a pocas horas de anunciar los ceses y nuevas incorporaciones, Ábalos ve su nombre entre los de varios ministros cesados. No se lo esperaba, no le había dicho nada y Sánchez nunca dio explicación pública del motivo de su cese. Si fue porque el presidente descubrió la trama ahora investigada por la Guardia Civil y no lo comunicó, cometió un grave delito. Si nunca se enteró, una imperdonable negligencia que debería llevarle a la dimisión y convocatoria inmediata de nuevas elecciones. También fue negligente la actitud de Francina Armengol siendo presidenta balear, tras descubrir que millones de euros gastados en esas mascarillas no servían, eran quirúrgicas y no FFP2, en lugar de reclamar el dinero o denunciar a la empresa de Zaragoza, las guardó en un sótano de un edificio público de Palma durante tres años y dos meses, hasta el día anterior a la toma de posesión de la nueva presidenta balear, ese día reclamó el dinero invertido en su compra, más de tres millones de euros. ¿Por qué no lo reclamó antes? Porque eran las mascarillas de Ábalos, las recomendadas por el secretario de organización del partido.

Para Armengol y tantos más, siempre está por delante el partido antes que la supuesta malversación de dinero público. Para acabar, en un caso que puede alcanzar cifras astronómicas cobradas en comisiones fraudulentas no se entiende que Fiscalía haya dejado en libertad con cargos al intermediario que guarda todos los secretos, Koldo García, por mucho menos otros estuvieron en prisión preventiva durante meses. Hay un evidente riesgo de fuga que algunos aplaudirían para no verse salpicados en el caso Ávalos, que se va convirtiendo poco a poco en el caso Sánchez.