Nati Algado: “Disfruto mucho representando a mi pueblo allí donde se me necesita”
Finestrat ha acogido numerosas culturas a lo largo de su historia. Su cercanía a la costa y a las vías de comunicación del litoral le ha supuesto ser un polo de atracción para el asentamiento de las distintas civilizaciones del Mediterráneo, así como otras provenientes del centro y el norte del continente europeo. Todas las civilizaciones antiguas han dejado su huella en este pueblo que crece mirando al mar. Por ello, a cada paso, en cada rincón, en cada calle y en cada casa se puede observar la herencia de sus antepasados.
Finestrat es uno de los pueblos de la Costa Blanca con mayor encanto, donde se ha respetado la estructura tradicional de casas, colgadas sobre la peña de yesos, a espaldas de la mole del Puig Campana y con la vista fija al mar. El casco histórico de Finestrat está edificado sobre los cimientos de un antiguo castillo árabe que, desde 1924, ocupa la ermita del Santísimo Cristo del Remedio, cercada por el emblemático mirador del Castillo. Pasear por sus enrevesadas calles de origen claramente morisco es un auténtico placer. Entre el carrer Hostal y el de San Miguel, el visitante acabará con sus pasos en la pequeña plaza de la Torreta, que se abigarra bajo la estructura de la Iglesia Parroquial de Sant Bertomeu (1751), un templo que vibra durante sus fiestas mayores, el 24 de agosto, y en la romería de Sant Blai, el 3 de febrero.
Las Casas colgantes es una de las imágenes más características de esta localidad, pues es lo primero que se observa a su llegada desde Benidorm o Villajoyosa. Las fachadas meridionales de estas viviendas están literalmente colgadas sobre el cerro donde se asienta el núcleo urbano de Finestrat, lo que proporciona una imagen característica al casco histórico.
La Plaza del Pueblo es el centro neurálgico del casco histórico y punto de unión del Carrer Nou y el carrer Major. La fachada de la Iglesia que da a esta plaza luce en la actualidad un mural realizado por los alumnos de la facultad de Bellas Artes de Altea en el marco del certamen "Espai d'Art".
Construida extramuros, según reza su orden de fábrica, la iglesia parroquial se consagró el 24 de agosto de 1751 en honor de Sant Bertomeu, patrón de la localidad. Su construcción debió comenzar a mediados del siglo XVII, a tenor de las cerámicas recuperadas en la cripta de la iglesia, fechables en torno a esta centuria. De estilo barroco, su fachada es lisa y austera, influida por los primeros compases de un todavía incipiente neoclasicismo.
La Plaza de la Torreta se ubica en el corazón del casco urbano. Su construcción debió realizarse a mediados del siglo XVIII, pues parece haberse construido para facilitar la entrada a la iglesia. Su nombre indica la existencia de al menos una pequeña torre o recinto en esa misma ubicación.
En la zona más alta del pueblo se encuentra el recinto denominado "Castell", fortificado de época almohade que aparece en numerosos documentos fechados en el siglo XIII, y conquistado por Jaime I. En la actualidad no se pueden observar construcciones que puedan relacionarse con el castillo islámico, pues ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos. No obstante, los restos del castillo se mantienen en el subsuelo, y lo que se ha preservado es la visibilidad del enclave defensivo: un mirador desde donde se puede observar la línea de la costa hasta la ciudad de Alicante.
La Ermita del Santísimo Cristo del Remedio se encuentra en el mismo recinto que el Castillo, donde los textos hablan de la existencia de una pequeña iglesia erigida tras la conquista por las tropas cristianas. En su origen fue una modesta capilla que constituía la última estación de un Vía Crucis, donde se custodiaba una imagen del Cristo Crucificado que se trasladó desde la iglesia. En 1925 se construyó esta pequeña ermita con ciertos destellos modernistas en su fachada y en la sencillez de su alzado.
La Torre, declarada Bien de Interés Cultural, se encuentra en una zona cercana al núcleo urbano. Un recinto fortificado de época almohade fechado hacia el siglo XII. Debió alcanzar una altura considerable, en torno a los 10 metros, y posiblemente tuvo una importancia vital en la defensa de sus habitantes.
La Font del Molí es la fuente más importante del término municipal de Finestrat. Las primeras ordenanzas que se conocen para la regulación de sus aguas datan de 1851, aunque hoy en día se rige por las ordenanzas establecidas en 1926. La Fuente del Molino tiene 15 caños, siendo el central mayor que el resto, y proporciona un caudal de 20 litros por segundo.
Con 1410 m de altura, su cercanía a la costa y sus peculiares formas, el Puig Campana es uno de los puntos más emblemáticos de la Costa Blanca. En el Pico Campana, espacio natural protegido, encontraremos el lugar idóneo para disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Tanto caminantes, aventureros y escaladores, como simplemente aquellos que gusten de contemplar esta preciosa montaña, tienen en el Puig Campana todo un referente de la costa levantina.