Las XII Jornadas Espíritas del Mediterráneo, celebradas el pasado fin de semana en el Hotel Rober Palas de L'Albir en L'Alfas del Pi, fueron un testimonio vivo de participación, aprendizaje y amor fraterno.

Bajo el título "La Transformación Moral", el evento se convirtió en un espacio donde los asistentes no solo escucharon, sino que también contribuyeron activamente a la construcción de conocimiento y al fortalecimiento de lazos espirituales.
Desde el inicio, quedó claro que estas jornadas serían diferentes. La participación del público no fue solo un complemento, sino el corazón mismo del evento. Las exposiciones, breves pero profundas, ofrecidas por distintas asociaciones y agrupaciones espíritas, sirvieron como punto de partida para un diálogo enriquecedor y abierto entre todos los presentes.
Los temas tratados abordaron la esencia misma del ser humano y su evolución moral. Desde "El Deber" hasta "El Progreso Moral a través de la Caridad", cada título reflejaba una búsqueda constante de comprensión y crecimiento espiritual. Las experiencias mediúmnicas subjetivas añadieron una dimensión práctica y personal a la reflexión colectiva.
Sin embargo, lo más notable fue la extraordinaria armonía y cariño que impregnaban el ambiente. Entre debates y reflexiones, florecieron la paz y el amor fraterno, creando un espacio acogedor y de bienestar para todos los presentes. Este sentido de comunidad y apoyo mutuo fue el verdadero motor que impulsó las jornadas hacia adelante.
Los coloquios abiertos permitieron que cada voz fuera escuchada, que cada pregunta encontrara su respuesta y que cada experiencia fuera compartida. La importancia del perfeccionamiento moral tanto en el individuo como en la sociedad se destacó como un mensaje central, recordando a todos que la transformación personal es el primer paso hacia un mundo mejor.
En resumen, las XII Jornadas Espíritas del Mediterráneo fueron mucho más que un evento: fueron un encuentro de almas en búsqueda de la luz y la verdad. Las lecciones aprendidas y los lazos creados perdurarán en la memoria de los participantes por mucho tiempo, recordándoles que, juntos, son capaces de alcanzar la más alta de las transformaciones: la del espíritu.