“Las empresas editoras y los medios de comunicación tenemos que contar lo que ocurre”
Cuenta usted con una extensa trayectoria en el periodismo y la comunicación que abarca más de 38 años. ¿Cómo ha evolucionado, en su opinión, el panorama mediático de los últimos años?
Bajo mi punto de vista existe una transformación crucial, no sólo en como hacemos los periodistas nuestro trabajo, procesamos y proyectamos la información, sino también por la manera en que la perciben nuestros destinatarios.
El periodista es un procesador de información, que la organiza, pero las audiencias han sido distorsionadas por la aparición de otros canales que ofrecen información masiva, y me refiero a todo lo que gira en torno a Internet. Las personas tenemos una capacidad limitada de procesar información, y cuando ésta entra por muy diferentes canales, o estamos solamente todo el día en uno, nuestras capacidades de asimilación se reducen muchísimo cuando las tenemos colapsadas.
La mayor parte de ls personas solemos confundir información con todo lo que se difunde por las redes, y eso ha cambiado la forma en la que los periodistas hacemos nuestro trabajo.
¿Cree que los periodistas han mutado y han abandonado su papel de “notarios de la realidad” a “activistas por el cambio”? ¿Y de haberse producido esta mutación, es algo bueno para el sector y las democracias actuales?
La mutación se ha producido por el cambio vertiginoso de las tecnologías de la información. Si hay un profesional que se parece al de los servicios de inteligencia de cualquier país, ese es el periodista, que procesa masivamente información y la organiza para que sea inteligible para el público al que va destinado.
Y el notario de la realidad es hoy cualquier ciudadano que lleva encima su movil y es capaz de captar una imagen o un video en primicia sobre cualquier cosa que pueda estar ocurriendo.
Antiguamente el reportero gráfico era muy valorado para registrar esos momentos extremos en los que no había nadie con una cámara. Hoy, cualquiera, incluidos los terroristas o los criminales, llevan cámaras encima con los que registran sus atentados. Pueden no ser de buena calidad, pero esas imágenes tienen un valor documental e informativo de primera magnitud.
Como fundador de diversos medios de comunicación, ¿cuáles considera que han sido los mayores desafíos a los que se ha enfrentado en la creación y gestión de estos proyectos?
He formado parte de la fundación de muy diversos medios, “El Semanal Digital”, “Radio Ya”, “Decisión Radio”… hemos conseguido dar continuidad a la cabecera que fundó mi padre en 1946, “El Mundo Financiero”, hoy convertido en diario online y siempre ha existido el mismo problema, que es el de la sostenibilidad financiera de las empresas de edición de Medios de Comunicación, ya sean emisoras, diarios o televisiones.
La convergencia con los canales de Internet es ya un hecho. El único canal tradicional de comunicación que se mantiene casi inalterado, o incluso potenciado por el alcance de Internet, es la Radio. Las cadenas de radio ya no se difunden solo por las frecuencias de las ondas, sino por el cable y la fibra óptica y por los nuevos medios y herramientas como la descarga de podcast.
Otros canales tradicionales como la prensa en papel o la televisión se han visto muy afectadas. Nadie se traga ya una cadena de TV entera desde la mañana hasta la noche, y los consumidores de TV se derivan hacia las plataformas de televisión a la carta donde seleccionan sus documentarles, series o películas. Esto ha afectado mucho a la publicidad, que se destina cada vez menos a lo tradicional y va buscando formas nuevas de llegar a un público cada vez más segmentado.
Y estos cambios contribuyen negativamente a la sostenibilidad de los proyectos periodísticos.
Hoy la gente prefiere pagar algo al mes y tener seleccionado lo que va a ver, que tragarse dos horas de película con varios cortes de publicidad entre medias.
Las empresas editoras y los medios de comunicación tenemos que seguir buscando la forma en la que poder hacer nuestro trabajo, que es contar lo que ocurre, de manera que esa labor sea compatible con lo las personas que quieren seguir estando informadas.
Actualmente, como CEO del Grupo de Comunicación ULYSSE, ¿cuál cree que es el papel de la comunicación digital en la estrategia de marketing de una empresa? ¿Cómo se asegura de que las empresas comuniquen de manera efectiva?
Hemos pasado de hacer reportajes o entrevistas a elaborar complicados algoritmos para mejorar la reputación online de una Empresa, Corporación, Consejero o Directivo.
Hay muchas empresas que jamás se habían preocupado de comunicar hasta que les han colocado una valoración negativa en Internet. Entonces es el momento en que se dan cuenta que es necesario preocuparse de como nos ven los demás, y de que tienen que comunicar.
Lo que antes no había sido una preocupación se convierte en un gabinete de crisis.
Nuestra conclusión es que es mejor ser transparente y comunicar abiertamente de manera gradual y progresiva, antes que tener que acudir a la resolución de un conflicto reputacional que solo se resuelve ya con el tiempo, como una enfermedad. Todo el trabajo que hagamos antes es vaselina para ese tormento que a casi todas las empresas tarde o temprano les va a tocar.
Usted ha trabajado en la comunicación de crisis y reputación corporativa digital para diversas organizaciones. ¿Qué claves considera esenciales para gestionar eficazmente una crisis en el entorno digital?
Lo principal es adelantarse a los acontecimientos y tener medidos los riesgos en los que podamos incurrir.
En segundo lugar, todo el equipo de nuestra empresa u organización tiene que conocer los potenciales riesgos y la parte que a cada uno le toca para evitarlos o, llegado el caso, para contribuir a resolverlos.
La transparencia no es solo de cara a nuestro equipo directivo o los más alegados de un consejo, toda la organización, cada cual en su puesto, tiene que asumir los riesgos potenciales que tiene la estructura organizacional. Ninguna organización empresarial o de cualquier tipo, por muy grande que sea, esta exenta de riesgos, y estos hay que valorarlos cada cierto tiempo y conocerlos.
Y los riesgos crecen cuanto más crece la organización, cuanta más gente hay dentro y cuanto mayor expuesta esta al exterior, especialmente si trabajamos en otros países o entornos desconocidos.
En su experiencia como director-editor de “El Mundo Financiero”, ¿cómo ha cambiado la cobertura informativa del ámbito económico-financiero en los últimos años en España?
Nuestro Medio de Comunicación, el diario online ElMundoFinanciero.com, fue fundado como revista mensual en 1946. Desde nuestra Redacción, que pasó por las madrileñas calles de Pedro Teixeira y Hermosilla, hemos contemplado todas las crisis posibles y cambios de gobierno.
Hemos sido testigos de los numerosos cambios que han tenido lugar en España desde el final de la II Guerra Mundial hasta nuestros días.
Desde el punto de vista económico y social España ha cambiado muchísimo, España es hoy cho de los países de la OCDE con mayor tejido de pyme y micropyme, de las que se sustenta buena parte de nuestro desarrollo, creación de empleo y riqueza nacional. No cabe duda que pymes y autónomos son hoy los mayores generadores de mano de obra y eso requiere atención informativa.
Todo el mundo tiene necesidad de comunicar para distinguirse de la competencia y poder darse a conocer, y la comunicación periodística que se establece ya a través de las redes sociales se han convertido en un arma formidable de comunicación que es la mejor herramienta de ventas para las pequeñas empresas.
La libertad de expresión es un pilar fundamental del periodismo. En el contexto actual, ¿considera que sigue siendo un derecho plenamente vigente? ¿Qué amenazas cree que enfrenta hoy en día?
Si nuestra profesión tiene hoy en día algún riesgo, ese es precisamente el del afán de los grandes poderes en controlar los flujos de comunicación que proceden de los Medios periodísticos.
Las empresas periodísticas trabajan con inteligencia empresarial, saben lo que buscan, quién es el sector al que su información va dirigida y cuales son sus fuentes. Incluidas las de financiación.
Hoy ha ocurrido un fenómeno sorprendente y es que en las democracias avanzadas se está produciendo una polarización muy peligrosa de las empresas periodísticas, muchas de ellas tentadas, especialmente los grandes grupos, por los intereses corporativos que están sujetos a los poderes de algunos estados, gobiernos o incluso tendencias políticas.
Hace 30 o 40 años había línea editorial, pero ningún medio se dejaba tentar por las tendencias temporales de un gobierno dado, sea de la tendencia que sea. Hoy hemos asumido que los medios se “venden” o se “compran”, y se ubica a todos los periodistas que trabajan en sus redacciones como si fueran militantes: se les tacha incluso de convocatorias de Prensa.
Estas ataduras a los poderes no las deberíamos tolerar ningún periodista.
En relación con su formación en Ciencias Políticas y de la Administración y su doctorado sobre el estudio de la transición política al sistema de partidos en la Rusia postsoviética, ¿qué paralelismos o diferencias observa entre la evolución de los sistemas políticos en Europa del Este y los retos democráticos actuales en Occidente?
La conexión entre lo que nos ocurre ahora y lo que ocurrió con el colapso de la Unión Soviética a partir de 1991 es un hilo conductor continuo.
Si la guerra de Ucrania se hubiera producido hace 30 años, a nadie le hubiera parecido extraño que Rusia hubiera tomado esa decisión, y nadie habrá intervenido.
Desde el grupo de países que integran la Unión Europea se ha pasado de ver a Rusia de aliado comercial y político a un enemigo visceral. No va a resultar fácil restablecer estos giros tan acusados.
Pero si calibramos bien los acontecimientos que está ocurriendo a escala global, nos damos cuenta que el sistema bipolar de la Guerra Fría no ha sido sustituido por ningún otro: mientras los Estados Unidos van alejándose de Europa y mirando hacia el área Asia-Pacífico, han emergido otros actores, con China o la India, que quieren jugar su papel con determinación, apostando por la multipolaridad.
El juego de la diplomacia es casi inexistente, y el papel de los actores internacionales como Naciones Unidas tan desgastado que apenas cuenta en la resolución de los formidables conflictos a los que nos enfrentamos, como el terrorismo internacional o los radicalismos que a todos nos amenazan.
Usted ha organizado y gestionado la comunicación de eventos como la FERIA FEINDEF. Desde su perspectiva, ¿cuál es la importancia de una comunicación eficiente en la organización de eventos de gran envergadura?
Principalmente conocer el sector. Ahora mismo estamos colaborando en la organización de la comunicación en España de otros grandes eventos y feria como “Accountex” o “HR Expo”, ambas en IFEMA, y no todos los eventos van dirigidos a un gran público ni tienen por qué ser masivos.
Eso ocurre igualmente con los medios de comunicación: cada uno tiene que estar cómodo en el público al que va dirigido, cuál es su sector, conocerlo y trabajarlo a fondo.
En tareas de tipo comercial lo importante no es el producto o servicio que vendes, sino si realmente es lo que va a resolver las necesidades que tiene nuestro nicho de negocio, y ahí es donde entra la capacidad de adaptarse y ser flexible.
A lo largo de todo el tiempo que llevamos trabajando para resolver problemas de comunicación de empresas, eventos o corporaciones, nos hemos dado cuenta que las que tienen mayor éxito son las que tienen la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios.
A lo largo de su carrera, ha tenido la oportunidad de interactuar con personas de diferentes culturas y regiones. ¿Cómo han influido estos contactos globales en su visión del periodismo y de lo que la gente realmente quiere en el mundo?
Con el tiempo, me he dado cuenta que las personas más inteligentes son las que aprenden más rápido.
El éxito de un directivo o ejecutivo es la capacidad que tiene en acumular una agenda importante de contactos de todo tipo. No traicionarlos nunca.
El crecimiento de nuestro éxito empresarial y personal es directamente proporcional al número de personas de todo tipo que conoces y saberlos mantener en el tiempo.
Y otra razón para mejorar: evitemos los problemas a toda costa: nadie somos Rockefeller ni Trump para soportar varios golpes negativos en nuestra suerte. Probablemente ninguno de nosotros se levantaría el primero, así que esquivemos con nuestra proa todos los problemas posibles que nos puedan venir.