L’Alfàs recuerda a las víctimas de los atentados de Noruega en su décimo tercer aniversario
Hoy lunes, 22 de julio, se cumplen 13 años de los atentados de Oslo y la isla de Utoya (Noruega) en los que perdieron la vida 77 personas, la mayoría adolescentes. La localidad alicantina de l’Alfàs del Pi, donde reside la colonia noruega más numerosa y más antigua de España, ha celebrado un sencillo acto en recuerdo de las víctimas que perdieron la vida en los atentados de 2011.
Representantes de las comunidades alfasina y escandinava se han reunido en el Parque por la Paz Johan Galtung para guardar un minuto de silencio y depositar rosas rojas bajo la escultura del artista vasco Agustín Ibarrola, una obra de arte que simboliza el compromiso con la libertad y con la paz.
No hay un solo residente noruego de l’Alfàs que no tenga vinculación con las víctimas, ya sea porque ha perdido a algún amigo o familiar en los atentados o porque conocen a alguien que sí lo ha perdido. “Este trágico evento dejó una marca imborrable en nuestras mentes y corazones y hoy, en su memoria, queremos reafirmar nuestro compromiso con la paz, la unidad y la tolerancia”, ha señalado Martine Mertens, concejala de Residentes Internacionales, tras afirmar que para l’Alfàs del Pi fue “un día muy triste por la conexión entre nuestros pueblos”.
El Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi organiza cada 22 de julio un acto en recuerdo de las víctimas y en apoyo a sus familias. “Hoy recordamos a cada víctima por su nombre, su rostro y la luz que trajeron al mundo. Honramos su memoria no sólo recordando su trágico final, sino celebrando sus vidas y el amor que dejaron atrás”, ha manifestado Mertens durante su discurso.
El pastor de la Iglesia Noruega de l’Albir, Yrjan Mirzai Sunde, quien perdió a más de 55 amigos en el atentado en la isla de Utoya, ha confesado que rara vez asiste a eventos públicos para conmemorar el 22 de julio porque “el dolor es muy personal para mí”. Pero hoy ha querido compartir una reflexión con todas las personas que han asistido a este homenaje.
“Hace dos años visité Utoya con mi esposa, mi hijo y mi padre. Mi padre, que sólo había oído y leído sobre los hechos, quedó claramente afectado por el peso de los recuerdos de la ruta que tomó Breivik cuando mató a mis amigos. Mi hijo, en cambio, bailaba y reía ajeno a la tragedia. Metió los dedos en agujeros de bala, rodó y gritó de alegría en los lugares donde mis amigos encontraron la muerte. Su inocencia y entusiasmo por la vida me recordaron que la vida siempre encuentra un camino, incluso en los momentos más oscuros”, ha declarado.
Por ello, el pastor de la Iglesia Noruega de l’Albir ha realizado un llamamiento a “buscar señales de vida, reconociendo al mismo tiempo nuestro dolor colectivo e individual. Nunca olvidaremos lo que pasó, pero también debemos encontrar maneras de seguir viviendo con fuerza y esperanza”.
La unión entre l'Alfàs del Pi y la colonia noruega se remonta a los años 70 del siglo pasado. Aunque actualmente son más de 2.500 los noruegos empadronados, se calcula que la población real oscila entre los 5.000 y los 8.000 residentes procedentes de este país. El Club Noruego Costa Blanca, con más de un millar de socios, se fundó hace ya más de medio siglo. Pero además, en l’Alfàs del Pi hay dos centros educativos sostenidos por fondos públicos noruegos, tienen su propia Iglesia en l’Albir y el único Centro de Voluntariado -Frivilling- que el Gobierno noruego ha abierto fuera de sus fronteras.
Tras guardar un minuto de silencio, mientras sonaba el Adagio de Albinoni, interpretado por Marina Barco (piano) y Eduardo López (clarinete), todos los asistentes a este homenaje han ido depositando rosas rojas a los pies del monumento donado por el escultor vasco Agustín Ibarrola en homenaje a las víctimas del terrorismo y, en especial, a las del atentado acaecido en 2011 en Oslo y en la isla de Utoya. Un homenaje que, cada 22 de julio, rinde la comunidad alfasina a las víctimas de aquellos atentados y a sus familiares y amigos.
Un acto en el que han participado, junto a residentes de la comunidad noruega, una amplia representación de concejales de todos los grupos políticos de la Corporación Municipal, junto a vecinos y vecinas del municipio. Todos unidos en el deseo de paz, en la defensa de la democracia y en la condena de cualquier forma de terrorismo, mostrando su compromiso y solidaridad con las víctimas y sus familias.