El inversor que anticipó la vuelta de la inflación avista ahora un cambio de paradigma en la economía

Tras años (décadas) de estabilidad de precios y pocas alteraciones en las tendencias predominantes en la economía y los mercados, todo parece estar cambiando en un espacio muy corto de tiempo. Russell Napier, cofundador de la firma de investigación financiera Eric y profesor honorario de la Universidad de Stirling, vaticinó este giro dramático de los acontecimientos en verano de 2020 (buena parte del mundo luchaba aún contra la deflación) a través de su newsletter periódica 'The Solid Ground'. Este experto en finanzas no es conocido por lanzar decenas de previsiones catastrofistas cada año, más bien es conocido en el mundo de la inversión por su cautela. Pero ahora, Napier cree que el cambio que se está produciendo a nivel global es visible y evidente, el mundo desarrollado está virando hacia un nuevo orden en el que el gobierno tiene un mayor control de la economía e incluso de la creación del dinero. Este cambio tendrá consecuencias.

En una entrevista concedida al medio suizo the market, Napier hace una revisión general a la situación en la que se encuentran las economías avanzadas y los mercados. Estos países se enfrentan a un cambio de paradigma que se está adentrando poco a poco y sin que la mayoría de la población se cerciore de ello.

En las últimas cuatro décadas el mundo occidental ha tenido la idea de que las economías estaban guiadas por mercados libres. Ahora, "estamos en un sistema en el que una gran parte de la asignación de recursos ya no se deja en manos de los mercados. Eso sí, no estoy hablando de una economía dirigida o del marxismo, sino de una economía donde el gobierno juega un papel importante en la asignación de capital", asegura.

¿Por qué sucede esto? Los gobiernos necesitan controlar el dinero y la economía para mantenerse a flote con una deuda históricamente elevada. "La razón principal es que nuestros niveles de deuda simplemente han crecido demasiado. La deuda total del sector público y privado en EEUU es del 290% del PIB. Está en la friolera de 371% en Francia y por encima del 250% en muchas otras economías occidentales, incluido Japón. La Gran Recesión de 2008 ya nos dejó claro que este nivel de deuda era demasiado alto".

El control del dinero

"Mi argumento estructural es que el poder de controlar la creación de dinero se ha trasladado de los bancos centrales a los gobiernos. Al emitir garantías estatales sobre el crédito bancario durante la crisis de covid, los gobiernos se han hecho cargo de manera efectiva de las palancas para controlar la creación de dinero (antes en manos de la banca privada y la banca central). Por supuesto, el rechazo a esta predicción es que esto era solo una medida de emergencia temporal para combatir los efectos de la pandemia. Pero ahora tenemos otra emergencia, con la guerra en Ucrania y la crisis energética que la acompaña", asegura experto. Una emergencia tras otra, esto es lo que nos espera.

"Esto significa que los gobiernos no se retirarán de estas políticas. Solo para darle algunas estadísticas sobre préstamos bancarios a empresas dentro de la Unión Europea desde febrero de 2020: de todos los nuevos préstamos en Alemania, el 40% está garantizado por el gobierno. En Francia, es el 70% de todos los préstamos nuevos, y en Italia es más del 100%, porque están refinanciando el crédito antiguo que vence a nuevos esquemas garantizados por el gobierno. Recientemente, Alemania ha presentado un nuevo y enorme plan de garantía para cubrir los efectos de la crisis energética. Esta es la nueva normalidad. Para el gobierno, las garantías de crédito son como el árbol mágico del dinero: lo más parecido al dinero gratis. No tienen que emitir más deuda pública, no necesitan aumentar los impuestos, simplemente emiten garantías de crédito a los bancos comerciales", sentencia Napier.

Años de represión financiera

En cuanto a los mercados, su visión es un tanto tenebrosa para el inversor medio: "Estamos entrando en una etapa de represión financiera estructural que se mantendrá durante 15 o 20 años". Esto quiere decir que los inversores en bonos y acciones perderán dinero en términos reales (descontando la inflación), salvo que logren posicionarse en activos concretos que pueden ganar en este tipo de entornos. Esto también forma parte del cambio de paradigma, un cambio que los gobiernos necesitan para mantenerse a flote con unas deudas que de otra forma serían insostenibles.

"La represión financiera significa robar dinero a los ahorradores y a las personas mayores lentamente. La parte lenta es importante para que el dolor no se haga demasiado evidente. Ya estamos viendo a respetados economistas y banqueros centrales argumentando que la inflación debería permitirse en un nivel más alto que el objetivo del 2% que establecieron en el pasado. Nuestro marco de referencia ya se está desplazando hacia arriba", advierte este experto.

"El BCE y, definitivamente, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón se encuentran ahí. Estos países ya están bien encaminados hacia la represión financiera. Ocurrirá también en EEUU, pero tenemos cierto retraso allí", explica. La represión financiera es muy dura para el ahorrador y buena parte de la población, pero si se profundiza en su impacto se puede entender por qué bancos centrales y gobiernos están permitiendo esta situación. La respuesta es clara, la represión financiera favorece a unos gobiernos altamente endeudados. La inflación va a echar una mano muy grande a reducir la deuda sobre PIB de las economías europeas y de EEUU.

"La represión financiera supone un trasvase de riqueza desde los ahorradores a los deudores y de los viejos a los jóvenes", comenta este experto.

Por otro lado, la represión financiera también supone un incremento de los ingresos públicos salvo que se adopten medidas de deflactación. A medida que suben los precios, los impuestos recaudados se incrementan en términos absolutos y a veces también en términos relativos (como ocurre con el IRPF gracias a los tramos). Los gobiernos están logrando acaparar mucho poder, no solo a través de un mayor gasto público crónico, sino también a través del control del propio dinero. Esto último es un cambio de paradigma, desde el libre mercado hacia el dirigismo o estatalismo, asegura Napier.

En este entorno, la inversión se complica sobremanera. Superar a la inflación ha sido sencillo durante años, pero ahora resulta casi imposible. Napier da algunos consejos: "En primer lugar: evite los bonos del gobierno. Los inversores en deuda pública serán atracados lentamente. Dentro de la renta variable, hay sectores a los que les irá muy bien. Los grandes problemas que tenemos (energía, cambio climático, defensa, desigualdad, nuestra dependencia de la producción de China) se resolverán con inversiones masivas. Este auge del gasto de capital podría durar mucho tiempo. A las empresas que estén orientadas a este renacimiento del gasto de capital les irá bien. Al oro le irá bien una vez que la gente se dé cuenta de que la inflación no bajará a los niveles anteriores a 2020, sino que se ubicará entre el 4 y el 6%", sentencia este experto.