Del fango al delirio: deriva de un gobierno ‘zombie’

Por Alfonso Merlos, Presidente del Grupo "El Mundo Financiero"

Hace ya demasiado tiempo (como mínimo desde el inicio de la actual legislatura) que el objetivo de Sánchez ha dejado de ser gobernar para ser otro muy distinto: “estar en el gobierno” o, peor aún, “perpetuarse en el poder”, controlando y avasallando todos los resortes que trascienden al ejecutivo para colonizar y okupar cuantas esferas están a su alcance. Sin miramientos ni moral. En un mundo interconectado y globalizado, y en el marco de una democracia presuntamente asentada en una sociedad presuntamente desarrollada, tapar sin embargo los atropellos, los desmanes y las villanías que han de perpetrarse para “perpetuarse en el poder” es una misión imposible.

Sólo de esta forma se entiende que el nada sospechoso de conservador o extremista ‘The Economist’ haya puesto el dedo en la llaga, señalando y denunciando a un autócrata “astuto y despiadado” que gobierna con un “coste cada vez mayor” para el Estado de derecho. No hace falta ser un lince (¡a buenas horas!) para percatarse de una deriva en la que el inquilino de la Moncloa está dispuesto a ejercer de ‘inquiokupa’, negociando malamente la hipoteca que mantiene con quienes realmente le sostienen y con quienes está en perenne deuda: golpistas, filoterroristas y comunistas venidos a menos (¡qué colección!).

El presidente está acorralado. El recurso al fango ha devenido ya (con cada ataque de la prensa libre, sea del país que sea) en comportamientos enteramente delirantes, más propios de un ‘zombie’ que de quien se encuentra en disposición de razonar. En efecto, las airadas respuestas de él o cualquier correveidile de los que ejercen de ministros o ministras no pasan de ser las de un autómata, las de quien -ante su atontamiento y su empanada mental- reacciona con autosuficiencia y menoscabo, incluso con violencia verbal más propia de los regímenes facinerosos de los que tanto ha copiado este monstruo para la propia España en que se ha convertido el PSOE.

Y aun así, o precisamente por ello, la oposición (algún día, tal vez, unida y compacta) está obligada a seguir percutiendo sin pausa ni reservas contra los destrozos del caudillo Sánchez. No en la idea de que sus días están contados. Al contrario. Con la plena conciencia de que un animal acorralado, herido, aislado, es más peligroso que en circunstancias normales; y de que, por consiguiente, sus zarpazos -zafios y bastardos- pueden resultar más letales que nunca para la sociedad española. Una sociedad que hará pagar caro a la actual y rabiosamente parasitaria casta socialcomunista tanto y tan sostenido encanallamiento. ‘Tempus fugit’.