Aplaudamos y apoyemos a los que nos defienden

Leopoldo Bernabeu

No es momento de abandonar a aquellos que nos defienden, que luchan por recuperar los caminos de la lógica, esa sensatez que llevamos años viendo como se derrumba a nuestro alrededor sin entender el como y el porqué, sin comprender como hemos podido llegar a estos sinsentidos que invaden nuestra cotidiana vida convirtiendo el aire en irrespirable, dejando en el ambiente esa extraña sensación de vivir en una dictadura mucho más agresiva que aquella otra que nuestros padres nos relataban. Una curiosa época, por cierto, en la que a nadie le faltaba trabajo, con un único sueldo vivía una familia numerosa y por las noches podías dejar la puerta de casa abierta con absoluta tranquilidad. Surgen voces de esperanza y nuestra obligación es aplaudirlas y apoyarlas, cado uno desde su propia atalaya, la que sea, pero sin dejar pasar la ocasión.

Y me reafirmo que es el momento cuando con esperanza veo, leo y escucho, que el nuevo conseller de educación de la Comunidad Valenciana, acaba de proponer eliminar la enseñanza obligatoria en valenciano de materias como historia o matemáticas en lugares de la región donde ni dios habla o entiende el valenciano. Llevamos demasiados años observando a distancia como la barbarie ideológica se ha adueñado de Cataluña prohibiendo que los chavales utilicen el castellano hasta en los patios de colegio, al tiempo que esa misma invasión ha ido introduciéndose como una desgraciada gangrena en la educación de nuestros hijos.

No es justo que dejemos solo a este nuevo gobierno que ha salido a defender la lógica, la normalidad que ha regido siempre nuestras vidas, mientras vemos como los señores del tripartito botánico que el electorado envió a la oposición, se rearman y salen de nuevo inmaculados a la calle conscientes de que existe un poder mediático dispuesto a seguirles el juego, enarbolando amenazantes carteles con la cara de estos políticos señalados como si fuesen bandoleros. Esta izquierda crecida, rancia y apesebrada, que se cree dueña de un discurso al que cada vez menos se atreven a discutir por el miedo a que lo señalen, vuelve a la carga bajo la seguridad de un inexistente paraguas forjado a base del silencio y el aguante de la mayoría, a la que ha llegado el momento de decir basta ya. Tal y como dice el conseller Rovira, “quien quiera estudiar en valenciano, que lo haga, pero con la libertad de poder elegir y no con la imposición”.

Somos conscientes de que vivimos un momento de disparate absoluto. Lo sabemos todos, es el motivo principal de cualquier conversación de bar, en familia o con amigos. Pero con saberlo no es suficiente, estamos obligados a actuar. Vemos como nos entretienen con la tontería de un beso, mientras nada sucede por proponer una amnistía contra quienes cometieron un golpe de Estado hace seis años. Vemos como un etarra, Josu Ternera reconoce un crimen en un documental, pero la Fiscalía decide no actuar porque es mucho más importante Ruviales. Vemos como Sánchez expulsa del Psoe a un histórico como Nicolás Redondo mientras el partido parece hipnotizado, militantes y cargos convertidos en auténticos zombis que no ven más allá de su bolsillo y su interés, poniendo en riesgo más de 140 años de historia.

Ya está bien de sometimiento, de acatamiento de un relato que se nos ha autoimpuesto de manera progresiva, dejando que invada nuestras vidas, despacito, como la termita corroe la madera árbol y darnos cuenta cuando ya es demasiado tarde… ¡o no!. Me niego a pensar que es demasiado tarde para alzar la voz contra lo irracional de la imposición, contra los mentecatos que se han aupado al poder de una razón que no tienen.

Es el momento de apoyar con nuestra voz y nuestro aplauso a quien retoma la sensatez, el momento de decir a estos precursores de lo irracional que sobran, que no les queremos en nuestras vidas, que nos dejen en paz. Somos más, muchos más y mucho mejores que ellos. Tienen la suerte de que somos más civilizados y nos manifestamos mucho menos porque tenemos responsabilidades y no vivimos de esa sopaboba que les permite estar todo el día inventando e impulsando retrocesos sociales. Ya está bien de tanta tontería, de tanto disparate, de tanto desatino, de tanto despropósito y de tanto majadero. Señores de la izquierda, pónganse a trabajar y dejen a la sociedad civil vivir en paz.

Dejarme que termine recordando algo, yo hablo y escribo sin miedo, porque decir la verdad nunca debería ser objeto de ello, aun siendo consciente de que vivo en una débil democracia que flojea en cuanto a la libertad de expresión. Pero yo soy sólo uno, si cada uno de vosotros no pone su granito de arena, esta lepra nos terminará consumiendo.