Álvaro Lazaga: “Es difícil explicar el sentimiento de arraigo que produce el Camino de Santiago”
La vida se puede vivir de mil maneras diferentes. La única verdad es que sólo se vive una vez. A lo largo de la misma vamos cambiando de opinión e intentando dirigirla hacia aquellos pensamientos que más felices nos hacen. Unos le ponen más empeño que otros, aunque todos lo intentamos, aunque sea sólo en nuestra imaginación.
Conforme nos vamos haciendo mayores tendemos a respetar el camino que cada uno haya elegido y nos gusta, por igual, que respeten el nuestro. Nos gusta aconsejar, pero no es menos cierto que también lo hacemos con la boca pequeña. Al menos aquellos que han acumulado la suficiente experiencia como para certificar que no existe la verdad absoluta y todos erramos. De ahí que tendamos también a profesar admiración por lo que hacen aquellos a los que nos gustaría emular.
Es la misma edad que nos enseña a disfrutar con las cosas, con los momentos y con los detalles más pequeños y que, en tiempos pasados, hubieran sido ínfimos: sentarse delante de una buena vista, disfrutar de la lectura de un buen libro, pasar unos días rodeados de naturaleza o, simplemente, sentirnos satisfechos con lo realizado ese mismo día.
Hace años que aprendí todo esto y mi elección es la de viajar y conocer mundo, muy por encima de ganar dinero, algo que cada día me preocupa menos. Disfruto admirando gente como el protagonista que ahora nos acompaña. Él lo sabe, pero quiero que ustedes también lo sepan: es el “culpable” de rellenar mis mejores 6/7 minutos del día. Disfrutar del vídeo que cada tarde cuelga Álvaro Lazaga en su canal de YouTube después de haber finalizado una nueva etapa del Camino de Santiago, es una de las actividades que más placer me producen. Me estoy refiriendo a eso de lo que hablaba hace unos segundos: uno de los pequeños y más satisfactorios placeres que nos da la vida. Sólo hay que saber elegirlos y apreciarlos.