La leyenda escondida en la isla de Benidorm

C. Mansanet

Bañada en las aguas mediterráneas y a poco más de 3 kilómetros de la costa de Benidorm, se encuentra una isla con una historia tan singular como mágica. La isla de Benidorm se ha convertido en una de las atracciones turísticas más icónicas de la ciudad alicantina y ha conseguido llamar la atención de muchos visitantes en los últimos veranos. Sin embargo, su encanto paisajístico no ha sido la única fuente de sorpresas, sino que la leyenda del gigante Roldán como creador de la isla, también despierta la curiosidad.

El pequeño islote tiene una extensión de 7 hectáreas y los kilómetros que la distancian de tierra firme solamente se pueden recorrer en las embarcaciones llamadas 'golondrinas'. Además, no se podrán encontrar personas habitando en la isla, sino que su población se reduce a gaviotas, aves marinas y halcones peregrinos, entre otros. En lo relativo a su trayectoria histórica, antes de ser reconocida como foco turístico, la isla de Benidorm ha sido escenario de importantes sucesos del pasado valenciano. Entorno al siglo XVII, sirvió como base de operaciones de los piratas berberiscos para sus ataques a la actual Costa Blanca. Y siglos después, en 1834, fue el refugio para familias de Benidorm y La Vila (Villajoyosa) cuando el cólera arrasaba la costa levantina.

La leyenda de la isla de Benidorm

Los años de investigación geológica, han considerado que el nacimiento de la isla de Benidorm fue fruto de una prolongación del parque natural de Sierra Helada. No obstante, la leyenda del gigante Roldán plantea una segunda teoría más divertida para recordar los orígenes de la isla.

Se dice que hace cientos de años, un gigante habitaba en las faldas del Puig Campana, monte situado en la zona noroeste de Benidorm y cercano al municipio de Finestrat. Su vida se basaba en pasear por la zona en busca de animales que cazar y leña que recoger para mantenerse caliente en invierno, sin embargo, el sentido de su vida un día cambió. Paseando por el área, una mañana se encontró con una doncella cuyo bello rostro hizo a su corazón palpitar. Estaba acostumbrado a generar terror en los humanos, pero ella, en cambio, se enamoró de Roldán con una sola mirada.

Acto seguido, la joven se mudó a la cabaña de Roldán y fueron felices durante muchos años. No obstante, un día en el que gigante emprendió su paseo diario, viviría una situación que destrozaría su corazón. Un ente oscuro y extrño se topó en su camino y le avisó de que la vida de su amada corría peligro: cuando el último rayo de sol se escondiera, ella moriría con la luz y no había remedio para evitarlo. Con el miedo pisándole los talones, corrió hacia su cabaña para comprobar el estado de su mujer y, efectivamente, su vida se desgastaba lentamente. Roldán no se dio por vencido y comenzó a pensar en una solución.

Los minutos pasaban, la luz disminuía por suspiros y el alma del gigante Roldán se ennegrecía cada vez más. Entendió que no podía hacer nada para evitar que la noche cayera, por lo que solamente le quedaba rascar el máximo tiempo posible para estar con su amada. Entonces, para que los últimos rayos de sol siguieran alcanzando su cabaña, golpeó la montaña en la que habitaban con tanta fuerza que un trozo de roca salió desprendido por los aires y cayó en medio del mar. Entonces, el gigante cogió a la doncella en brazos y fueron hasta la nueva isla, en la que ella exhaló su último suspiro. La tristeza del gigante era inmensa al ver a la única persona que había amado fallecer, por lo que permaneció a su lado durante días hasta morir por inanición. Aquella isla nacida como resultado de la tristeza inconsolable es la actual isla de Benidorm.

Más allá de la historia del gigante Roldán, existen muchas otras leyendas que han perseguido a la isla de Benidorm desde hace siglos. Una de las más reconocidas niega que Roldán fuera un gigante, sino que lo identifica como un comandante del ejército de Carlomagno que cortó con su espada una porción del monte Puig Campana durante una pelea. Sea como sea, los historiadores explican la que las piedras que conforman la isla se corresponden con las de Sierra Helada y no con las de Puig Campana, donde se orientan ambas leyendas. Por tanto, la ciencia ha dado respuesta a la curiosidad, aunque ello no impide a los más soñadores creer en el amor del gigante y su enamorada.