César Evangelio Luz gana el Premio “Miquel Llinares Barceló” con un trabajo sobre el corsario Juan Bautista Pérez, que apresó 47 navíos extranjeros en el siglo XIX

Por decisión unánime del jurado, el benidormense César Evangelio Luz ganó ayer la tercera edición del Premio “Miquel Llinares Barceló” de investigación naval, convocado por la Fundación Frax y el Ayuntamiento de Benidorm, con participación intensa y efectiva de la Armada Española.

El premio se entregó anoche en el salón de actos del Ayuntamiento benidormí, previamente a una conferencia que dictó el Almirante Marcial Gamboa Pérez-Calvo, que actuó de vicepresidente de un jurado dirigido por el presidente de la Fundación Frax, Matías Pérez Such.

El jurado reconoce el trabajo titulado “Juan Bautista Pérez, el corsario de Benidorm que escoltó al Santa Cáliz”, basado en la figura del corsario nacido en Benidorm, y centrado en la escolta que éste hizo a las reliquias de la Catedral de Valencia durante la Guerra de la Independencia, fondeando durante 12 días en Benidorm, en la ruta marítima Alicante-Valencia.

Por este trabajo, que se localiza temporalmente entre finales de enero y mediados de febrero de 1810, Evangelio recibió los 2.500 euros del premio de manos de la Fundación Frax, a los que sumó otros 1.500 euros del Ayuntamiento de Benidorm por ser el mejor trabajo con temática local.

Juan Bautista PÉREZ, como capitán del corsario “Fortuna” que era, ponía su barco y acción a las órdenes de su ciudad, su país o la Corona para defenderla del enemigo y proteger la Hacienda Pública del contrabando.

A bordo de esa embarcación libró 84 combates victoriosos, y se hizo con 47 banderas de otros tantos navíos ingleses, franceses, holandeses, suecos y daneses, amén de fustas y galeotas agarenas que capturó. Creó su propia Compañía de Guardacostas, se retiró como Alférez de Navío.

Según relata la web “Benidormerías”, fue conocido como “El Hijo del Trueno” desde Mallorca a Casablanca, y su retiro fue, como el de todos, “comprando un pedazo de huerta en Benidorm para terminar sus días hasta entregar la cuchara”.