SOBRE EL SALVAJE Y ESPANTOSO CRIMEN DE LADERO

Hace pocos días atrás, todos hemos podido ver a través de esos medios de comunicación que solo emiten lo que les interesa y de la manera que les interesa, y como en este caso, de forma en la que puedan comprobar nuestra sensibilidad y/o aceptabilidad hacia un tema un asunto sobre una historia brutal, desgarradora. Capaz de llevar a una familia, y a una población a la locura, a verse nublada su razón y a cometer actos violentos y de grandísima relevancia. Pero nada de esto ha ocurrido. La noticia pasó por delante de nuestras narices durante dos días y nadie, absolutamente nadie de la sociedad o si quieren entenderme mejor, del pueblo llano, tuvo la más mínima decencia de protestar, u opinar sobre un hecho tan salvaje, brutal y asqueroso. Si amigos, les hablo del crimen perpetrado en Laredo, por un violador reincidente estando de permiso penitenciario tras haber cumplido 30 años en la cárcel por dos delitos de violación, uno de ellos a una menor. 

Engañó, raptó, agredió, violó y asesinó salvajemente, una vez más, a un niño de 9 años. El acusado se defendía del hecho alegando que el niño fue a su casa voluntariamente y se bajó los pantalones y los calzoncillos de forma voluntaria. Por contra el juez ha aclarado que, tras haber examinado las pruebas e informes médicos, se llega a la conclusión que las marcas que el pobre niño presentaba en su rostro, habían sido producidas de forma violenta por el acusado para abrirle la boca salvajemente al niño y mantenérsela abierta mientras lo penetraba oralmente. Repitió la operación para realizarle la penetración anal.

Añade el juez que los restos biológicos encontrados entre las uñas de esta criatura de 9 años de edad, dejaban en evidencia el sufrimiento y el terror por el cual pasó este niño de tan solo 9 años de edad. Este niño tan valiente, que estuvo solo, encerrado y siendo agredido y violado por una bestia que le sacaba al crío 60 kilos de más. Lucho contra el cómo pudo intentando defender su honor, su vida e integridad. Luchó hasta su muerte. Y eso amigos míos, eso en un niño de 9 años es una cualidad extremadamente respetable y que todos y cada uno de los que habitamos en este país deberíamos tener en cuenta. Nos han arrancado de cuajo y de la forma más salvaje que existe, un ser excepcional. Además, hemos visto como el pederasta se escudaba en la mentira dejando patente que no existe arrepentimiento en él. 

Mientras todo esto pasaba delante de nuestras narices, la gente seguía y continuaba haciendo su vida normal. Nadie salvo los medios de comunicación corruptos se hacían eco de esta noticia. Pero el pueblo no mencionaba el hecho ni en redes sociales ni en calles o cafeterías. Esto demuestra hasta qué punto esta sociedad se encuentra sumergida en la mayor crisis de identidad y valores dentro de nuestra dilatada historia. Una sociedad, un pueblo, que tras presenciar y/o escuchar un crimen así, y las palabras de un pederasta, un salvaje o como diría cualquiera de nuestros niños..."un moustruo", no se estremece, no se perturba y no clama de manera eufórica justicia, es un pueblo, una sociedad que ya ha tocado fondo. Y por tanto ya solo le quedan dos caminos. Despertar y resurgir o desaparecer. Porque es una sociedad que da asco, cobarde e irracional. Los niños de este país independientemente de donde sean sus padres, color o raza, son la semilla de España. Sin ellos perderemos la evolución de nuestra sociedad y nuestra identidad como nación. Los niños son niños y tienen todo el derecho a una bonita infancia y somos nosotros los adultos, los que debemos protegerlos, cuidarlos, educarlos y crear para ellos un buen recuerdo. 

Despierta entonces pueblo mío, levántese mi pueblo mi querida y amada sociedad y patria para hacer como una madre o un padre o ambos, en medio de la noche al oír el llanto y la llamada de sus hijos. Para dar la luz en medio de la oscuridad, para darles cariño y protección a los hijos del sol y sobre todo para hacer desaparecer ese..."Moustruo".

Javier Cerezo “Cherry”