Los chicos y chicas del corifeo

Estamos de enhorabuena. Podemos sigue cavando su tumba. Y la desaparición de estos zarrapastrosos de la vida política española siempre es una buena noticia. Al final, como era lo esperado, Sumar ha sumado con Podemos y van juntos a las elecciones generales del próximo 23 de julio. Pero no van solos, ya que podemos se integra, o mejor se desintegra, en una amalgama de sopa de letras donde se han agrupado todos los comunistas de España para ver si de esa manera salvan los muebles y consiguen seguir viviendo de lujo. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo, siguiendo al pie de la letra la doctrina dictada por Charles de Secondat, barón de Montesquieu, que impuso, como han hecho los de Podemos, ese carácter reformista a la voluntad de los gobernantes de actuar a favor del pueblo, pero sin renunciar a sus privilegios. Vamos, que mi madre, que no era Montesquieu, lo resumía diciendo eso tan de madraza de “tú haz lo que yo te diga, no lo que me veas hacer a mí”.

 Lo que han hecho estos advenedizos surgidos del 15-M con sus escasas neuronas tostadas al sol de la Puerta del Sol es vivir a costa del pueblo. Y ahora que parece que se les acaba el chollo se unen en un frene común para defender sus privilegios, que no son, desde luego, los del pueblo.

La ministra jefa podemita, Ione Belarra, esa mujer con cara de búho asustado, es la que mejor parada ha salido de esta suma forzada o morir. Va de número 5 en la lista de la sopa de letras de Sumar en la provincia de Madrid. Veremos si sale. Desde luego, la que no va ha salir es la ministra de Igualdad, que ha sido laminada por su compañera y, sin embargo, no amiga Yoli, jefa suprema del Politburó comunista creado en Sumar. La Yoli se carga a la Irene, entre chonis anda el juego, aunque la rubia tenga algo más de clase que la cajera de Saturn, de la que espero que se retire a su cuartel de invierno en Galapagar y se dedique al cuidado de sus hijos, porque una persona tan indigente mental no puede volver a ningún trabajo representativo para los ciudadanos. La ciudadana Irene Montero ha sido lo más nefasto en política que ha visto madre. Ni ella podía haber llegado a mas ni España a menos. Todo a pesar de la bilis, voces y exabruptos que su vociferante pareja, el excoletudo Iglesias Turrión, lanza casi a diario donde se le quiera escuchar porque le han liquidado el chollo a su churri y le van a cerrar el chiringuito. ¿Y ahora qué hará la hermosa Pam, otra que tal baila, y el resto de las chicas del corifeo? Intentarán colocarse donde puedan para seguir viviendo como dios a costa de los primos adocenados y anestesiados que les siguen creyendo, pero mal lo tienen, a la vista de lo que se vislumbra.

Y no quiero echar en olvido a otra pata del banco, otro defenestrado, el tal Echenique, uno que se creía el Stephen Hawking español y no era, y es, más que un tonto ilustrado con aires de erudito. Aunque tan sólo sea porque se vislumbra la desaparición de estos personajillos del panorama político español, la jugada de La Yoli ha merecido la pena. Ah, y de Garzón el del chuletón, mejor no hablar. Nunca le he considerado algo y no lo voy a hacer ahora.