La ministra Díaz o la quintaesencia del ‘político-bluff’

Por Alfonso Merlos, Presidente del Grupo "El Mundo Financiero"

A veces ocurre en la Sociedad de la Información, en la que falta precisamente capacidad y tiempo para contrastar, para verificar, para ponderar aquello que, sin la más mínima reflexión, se da por cierto. Se llevan a cabo montajes propagandísticos destinados a crear un prestigio sobre una persona, sobre un evento, sobre un sitio… y posteriormente todo se revela falso. Es la definición exacta de ‘bluff’, que hoy tiene un encaje pluscuamperfecto en la figura de Díaz, la ministra llamada a aglutinar el voto de la extrema izquierda y demás rescoldos antisistema y podemoides en las próximas generales.

Es sencillamente esperpéntico comprobar cómo ante una política sin apenas trayectoria ni bagaje, sin fuste, sin carisma, sin equipos, sin recorrido ni fondo de armario, con una fuerza de pensamiento y expresión altamente limitados… hay determinados voceros mediáticos que parecen ver una estadista sin parangón, una oradora de cinco estrellas, hasta una intelectual de peso.

En efecto, para cualquier persona con un poco de mundo y con dedo y medio de frente puede sonar descacharrante, hilarante, a una broma de mal gusto que mueve más a la carcajada que a cualquier otro tipo de reacción. Pero es tremenda, y al mismo tiempo patética, la incomprensible admiración que cierto segmento oficialista que hoy milita en el socialcomunismo propiciado por Sánchez profesa respecto de la figura alumbrada, más bien en la rampa de lo inane, de Díaz.

No sorprende, por tanto, el baño de realidad que, voto a voto, han propiciado los andaluces. A quien se presenta en determinadas columnas como una lideresa con virtudes únicas para redimir a las huestes neo-podemitas, en puridad, la han votado cuatro mataos, como se ha expresado estos días de manera bien gráfica y certera, con pertinentes aires sureños.

Muy mal le tienen que venir dadas al actual inquilino de la Moncloa si entiende que su triunfo en un par de años, y sus posibilidades de revalidar su sillón, se verán acrecentadas por el empuje de la tal Díaz: un ‘bluff’ en toda regla, una persona revestida de un nivel, como se ve y a pesar de lo canturreado por ciertos juglares en ciertas tribunas, falto de todo fundamento.