De Uclés a la medieval ciudad de Segovia, durmiendo junto a Monasterios

A punto de cumplirse los dos primeros años de este nuevo modelo de vida que nos gustaría fuese ya para siempre, y cuando crees que empiezas a dominar la situación, de nuevo vuelves a sorprenderte con lo minúsculo que puede uno llegar a ser. Y es que cuanto más viajas, más te queda por ver, haz la prueba. Dos años en los que hemos recorrido España de arriba abajo por sus cuatro puntos cardinales, con incursiones interesantes en Francia y, sobre todo Portugal, volvemos a la carretera, conscientes que nos queda todo por aprender.
Todavía con la resaca de un viaje que terminó hace apenas siete días y en el que, además de sorprendentes bellezas del interior y la costa gerundense, el lado galo de los pirineos nos ha mostrado algunas de sus más peculiares rutas desde Beziers hasta Bayona, destacando Carcasonne y su ciudadela. Y todo antes de regresar a la piel de toro por la misteriosa Zugarramurdi y el no menos impactante Valle del Baztán en Navarra.
¿Dónde vamos ahora?. No es ese dilema algo que a nadie deba preocupar cuando viajas en Autocaravana. Hoy ya no existe pueblecito, por pequeño que sea, que no luche por mostrar sus encantos. Marcamos un itinerario hacia tierras castellano-leonesas, con la aprendida experiencia de que los planes iniciales son solo eso, planes. El Monasterio de Uclés nos invita gentilmente en este fresquito Febrero. ¿Cuántas veces habrá uno visto ese cartel camino de Madrid?, pues las mismas que ese otro del Delta del Ebro camino de Barcelona… y ya sabes lo que sobre este destino te conté hace dos semanas al descubrirlo.
Ocilis, nombre original de esta tierra de visigodos y musulmanes, nos recibe a los pies de su imponente obra de arte más universal. Majestuosa y señorial, impacta su soledad bajo los focos color medieval. Dispuestos a dormir donde antaño estuvieron Carlos V y Felipe V, los reyes que iniciaron en 1.529 y finalizaron en 1.735 esta belleza en una ciudad que fue divinidad prerromana y en la que falleció el infante Don Sancho durante la batalla de los Siete Condes, heredero de Alfonso VI y de los muy pocos a los que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, rindió siempre pleitesía.
Esa España que crees conocer solo porque eres capaz de recordar el nombre de sus principales capitales, está multiplicada de lugares tan mágicos como Uclés. Un centro cultural que lo fue de primer orden hace varios siglos, hoy convertido en extraordinario lugar para disfrutar de paz y naturaleza, con parajes y senderos dignos de ser recorridos y disfrutados. Hace escasos días se celebró aquí de nuevo un homenaje a los españoles caídos el 13 de enero de 1.809 en la famosa Batalla que da nombre a la ciudad, con la dolorosa derrota ante los franceses.
Hay que seguir, Autocaravana Vivir vuelve a rugir, Segovia nos espera. Y hasta allí que nos fuimos para recorrer su interminable casco histórico, demostrándome cuan frágil es esa memoria que no siempre juega a favor de uno. Habiendo estado aquí, en absoluto recordaba algo tan imprevisible.
Reconocida a nivel mundial por esa gloriosa obra de arte e ingeniería como es su Acueducto, Segovia es mucho más. Pasear por su zona histórica es volver al más absoluto Medievo. Avanzar por angostas y señoriales calles en la búsqueda de su majestuosa Catedral, que sobresale por encima de cualquier otra obra, es recorrer con tus propios pies la historia y los monumentos que forman parte de los principales capítulos de la historia de España. Recorrer la Catedral por dentro disfrutando su arquitectura, sus retablos, tapices y la poderosa exposición de pinturas religiosas, es entender lo que España fue y no comprender lo que ha llegado a ser en la actualidad.
Y aunque la mayoría de las capitales tienen lugares muy bien preparados para los que hemos decidido vivir sobre ruedas, un sosegado vistazo a las diferentes posibilidades después de comer un buen cochinillo segoviano y haber recorrido las entrañas de la ciudad, nos conduce ya entrada la noche a unos mágicos aposentos para nuestra niña de cuatro ruedas, junto al convento de la Fuencista y bajo la imagen iluminada de un Alcázar que nada tiene que envidiar a los mejores castillos de princesas que jamás hayas soñado.
Tras una noche de tres edredones, y un celestial paseo de dos horas al amanecer haciendo el camino que bordea el río Eresma, nos ponemos en marcha en medio del ambiente electoral que en esta comunidad se respira al tiempo que vemos disputar una bonita carrera con su abanico multicolor de deportistas que han salido a disfrutarla. Ascendemos por el sendero que nos permite visualizar el Alcázar desde la orilla contraria, realizando una de las mejores fotos del reportaje, la que lo ilustra y en la que se percibe en lontananza la fuerza y profundidad de una Segovia que antaño fue lugar de Reyes de la España a la que siempre permaneció fiel.
De nuevo en marcha, el plano nos indica hacia Zamora, y desde aquí os escribo. Después de un primer vistazo por este Museo con piernas que es la ciudad en su conjunto, y de haber comido en la Plaza Mayor junto al antiguo Ayuntamiento, el Merlú y el Río Duero como principal y eterno testigo, vuelta a la Autocaravana porque empieza a llover con fuerza. En cuanto pare, os seguimos contando. Mientras tanto seguir siendo todo lo felices que podáis.