Coletazos de ballena que pagaremos entre todos. Leopoldo Bernabeu
Leopoldo Bernabeu
Hablaba ayer en mi presentación de lo temible que resulta un oso herido al pensar en el peligro que supone para la humanidad la locura, rodeada de botones nucleares, que representa Putin en este momento de la historia. Recreé anoche el paralelismo de los temibles coletazos de una ballena arponeada, cuando pude leer el estropicio que supone aprobar estos presupuestos generales del estado y las consecuencias futuras que para todos van a tener.
Repasar la escalada de insensateces que se acumulan en ese elefantiásico documento, repleto de gastos que se nos van a cargar a nuestras espaldas, repartiendo dinero a diestro y siniestro, como si no hubiera que devolverlo, genera absoluto pavor a los pocos que nos formamos parte de sus estadísticas del engaño y no nos dejamos engatusar por la niebla que evita comprobar que el a subir la paga a los jubilados y los funcionarios además de regalar cheques a casi todos los demás españoles, es un billete de viaje sin retorno.
¿Estoy en contra de que a mi padre le mejoren su pensión o de que a mis conocidos funcionarios les suban el sueldo?, he repetido mil veces que no. Y nadie va a conseguir que me sienta culpable por decirlo, sin duda parte de su malévola técnica para que nos sintamos culpables aquellos que nos informamos. De lo que todos deberíamos estar en contra es de que no nos cuenten que España tiene ya una deuda acumulada que supera con creces todo lo que producimos en un año y que con estos nuevos presupuestos del gasto, los más grandes de la historia en el peor año de inflación que se recuerda, la deuda se va disparar a cifras que tendrán que terminar pagando nuestros nietos, si es que antes no quebramos el país, como ya estuvo a punto de suceder con Zapatero en 2010, y nos cortan el grifo de raíz como en Grecia. ¿Ya no recuerdas las manifestaciones gobernando allí los hermanos de Podemos, Siriza?.
Los Presupuestos anunciados ayer martes tras el acuerdo político alcanzado con nocturnidad entre el PSOE y Podemos para impulsarlos en el Parlamento no están diseñados para responder a la crisis económica que debe intentar sortear España en los próximos meses, sino para concurrir a las diferentes convocatorias electorales que se avecinan. Ha sido precisamente este martes, el día en que el FMI volvía a pedir a los distintos países que desplegaran políticas fiscales prudentes que ayuden a los bancos centrales a combatir el flagelo de la inflación, cuando el Gobierno ha decidido echar la casa por la ventana con unas cuentas que proclaman «un gasto social histórico». La ortodoxia aconsejaba unas cuentas más austeras para no seguir alimentando el incendio inflacionario y no dejar la búsqueda de soluciones únicamente en manos de la política monetaria de los bancos centrales. Pero está claro que las prioridades en la Moncloa para 2023 son otras muy distintas.
Este diseño presupuestario constituye una enorme baza política para Pedro Sánchez. La partida de pensiones, que afecta a casi 10 millones de personas, un colectivo con una importancia electoral indiscutible, crece con fuerza, en torno a un 8,5. Las jubilaciones suponen casi el 70 por ciento de todo el gasto social anunciado y representan cuatro de cada diez euros contemplados en las cuentas públicas. Es una cuantía y un peso extraordinario no solo en los Presupuestos de 2023, sino en los del futuro, ya que las cifras se van consolidando. El resto del gasto social se dispersa en un sinfín de subvenciones, ayudas, becas y cheques dirigidos a distintos colectivos. Los funcionarios, otro grupo estratégico para el Gobierno, también recibirán una subida del 3,5 por ciento en sus emolumentos.
Subir la prestación a los parados de larga duración a partir de los seis meses, otra de las imposiciones de Podemos, es una medida que difícilmente incentivará la búsqueda de empleo. Una vez demuestran cual es la filosofía de su ideología, amansar a la población regalándoles el dinero sin obligación alguna y tenernos comiendo en el pesebre para teledirigirnos a su gusto cuando ya no tengamos nada. Comunismo puro y duro.
Tengo que añadir que resulta significativo ver que Yolanda Díaz ha aceptado pactar estas cuentas sin resolver cuestiones a las que atribuía gran importancia, como su proyecto de ley de vivienda, la llamada ley 'mordaza' o el aumento del gasto militar. En este último punto, Sánchez le ha doblado la mano a la coalición de extrema izquierda al conseguir que el gasto en Defensa se incremente un 25,8 por ciento. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, presumía ayer de la «satisfacción» que reinaba en el Consejo de Ministros por la aprobación de su tercer anteproyecto de Presupuestos después de que Sánchez viviera tres años prorrogando las últimas cuentas que elaboró Cristóbal Montoro antes de que Mariano Rajoy fuera desalojado por la moción de censura de 2018. Toca mantener el engranaje del poder porque todo indica que será por poco tiempo.
Sin embargo, el acuerdo presupuestario dentro de la alianza de gobierno y que aún debe conseguir el apoyo de las otras fuerzas políticas que suelen concurrir a la 'coalición Frankenstein' (ERC, Bildu, Compromís, Junts, Teruel Existe), no ha conseguido frenar el proceso de creciente competencia fiscal autonómica que Sánchez quiso parar la semana pasada creando un segundo impuesto de patrimonio nacional. Ayer mismo fue el presidente catellano-manchego, Emiliano García-Page, quien anunció su propia bajada del IRPF para las rentas de menos de 30.000 euros, en la línea de la que prometió Ximo Puig semana pasada. Su anuncio, pese a ser acallado por el ruido del pacto presupuestario nacional, no deja de evidenciar la distancia entre Sánchez y sus presidentes autonómicos.
Son tan absolutamente miserables, tan infantiles en su convencimiento de que engañan a todos que, primero aprueban los presupuestos con nocturnidad y mucha alevosía, después de haber montado eso sí, el teatrillo habitual sobre las muchas dificultades que iban a encontrar para llegar al acuerdo, y a la mañana siguiente, sólo horas después, lo aprueban rodeados de sonrisas y caras de recién levantados. Y empieza ahí el siguiente show, el de echarse los trastos a la cabeza y atacarse en redes sociales entre ellos mismos porque no se ha incluido esto o aquello tan importante que nosotros pedíamos. No podrás ver hoy espectáculo tragicómico más dantesco en España.
¿Saben cual es la gran diferencia entre un político y un empresario? Estos presupuestos subrayan su relieve: gastar a manos llenos lo que tienes y lo que no, por monstruosa que sea la deuda que ya tiene la nación y la que vas a seguir generando, bajo la tranquilidad de saber que nadie te va a pedir cuentas por ello. Ya vendrán otros hacerse cargo del despilfarro. ¿Qué le sucede a un empresario que solicita un préstamo y no puede devolverlo? ... pues eso.
En contra de los infinitos análisis que he leído y escuchado en los últimos días y, me atrevo asegurar, se repiten casi desde que empezó esta alianza entre Sánchez y los muchachos de Iglesias, siempre tuve claro que el pegamento que les une, dinero y poder, es mucho más potente que cualquier desavenencia pública, la mayoría trufadas de una estrategia de marketing cuyo único objetivo es seguir haciendo creer que en el fondo son distintos.
Todavía lo tuve más claro en los aprobados ayer, las últimas cuentas que sacarán adelante con total seguridad. Si el Psoe las ha podido aprobar sin apenas oposición interna, más allá de unos tímidos y diluidos cantos de sirena, es porque su principal socio de gobierno, partido en tres trozos que no se pueden ver entre sí pero acostumbrados ya al calor de un jugoso sueldo, coche oficial y moqueta bajo sus pies, tienen tanto miedo cuando recuerdan el frío que hace fuera de la política, que callan, tragan y otorgan lo que sea necesario con tal de aguantar un poquito más y ya veremos que pasa el año que viene en todas esas elecciones que están por llegar. Las encuestas les señalan con fuerza el camino de salida.
Conoce también Pedro Sánchez, el más listo de la clase con holgada diferencia a pesar de su maquiavélica forma de pensar y dirigirnos a todos hacia el abismo, que sus otros socios, filo-terroristas vascos e independistas catalanes, amén de esos minoritarios que salpican muchas otras comunidades, están igual o peor que el tripartito de Podemos, IU y Yolanda Díaz. Están todos tan desorientados en esto que antaño conocíamos por política de estado, que aplican sin rubor eso de más vale pájaro en mano, aunque sólo sea por un poquito más de tiempo, que ciento volando y no tener nada que llevarse al bolsillo. Qué espectáculo le espera a España en el momento que toda esta tropa pierda sus privilegios y tengan que ponerse a currar como cualquiera de nosotros por apenas mil euros al mes. Nos lo vamos a pasar bomba viendo y escuchándolo.
Cada vez queda menos, pero de momento no nos queda otra que seguir disfrutando de lo votado.